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| ETAPA | EDADES | PESO DEL CEREBRO |
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| Al nacer |
| 350 gr. |
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| perinatal | hasta los 2 meses después del parto |
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| primera infancia | 2 meses- 2 años | 990 gr. |
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| Infancia media | 2 - 7 años | 1350 gr. |
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| segunda infancia | 7 - 12 años |
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| pubertad | 12 - 14 años |
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| adolescencia | 14 - 18 años | 1395 gr. |
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| jóvenes adultos | 25 - 30 años | 1400 gr. |
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| adultos | 30 - 70 años |
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| senescentes | a partir de los 70 años |
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CARIÑO MATERNO Y DESARROLLO CEREBRAL (PARTE II)
La importancia del cariño materno en el desarrollo de los niños se acaba de probar una vez más. En un estudio publicado en Nature Neuroscience , un equipo de investigadores canadienses ha comprobado en ratas que las caricias de una madre pueden tener una influencia decisiva sobre las capacidades cognitivas de sus crías. El doctor Michael Meaney y sus colaboradores, de la Universidad de McGill, en Montreal, compararon el desarrollo del cerebro en dos grupos de ratas. El primero había recibido una dosis abundante de caricias a lo largo de su infancia, mientras que el segundo se había criado con poco afecto materno. Los resultados revelaron una correlación clarísima entre el cariño recibido y las habilidades cognitivas de los animales.
Al someterlas a varias pruebas de memoria y aprendizaje, se comprobó que las crías que habían sido mimadas por sus madres eran mucho más inteligentes que las que habían sido privadas de este afecto. Por ejemplo, aprendían con más facilidad la salida de un laberinto y eran más hábiles a la hora de recordar lugares donde podían encontrar comida. Además, esta superioridad cognitiva se mantenía a lo largo de toda la vida. Los efectos positivos del cariño materno podían detectarse tanto en animales jóvenes como en otros más viejos.
Estas observaciones se verificaron con un análisis del cerebro de estos animales. Los científicos sabían que la memoria y el aprendizaje están condicionadas por una región cerebral llamada hipocampo. Por lo tanto, decidieron comparar el desarrollo de esta zona en los dos grupos de roedores, y descubrieron más conexiones sinápticas en las ratas que habían recibido mucho afecto materno. La evidencia del análisis sugiere que, durante el desarrollo del cerebro, las caricias y el cariño de la madre pueden influir de una forma decisiva sobre un receptor conocido como NMDA, que en el pasado ya se ha vinculado a la memoria y al aprendizaje.
Evidentemente, se necesitarán más investigaciones para comprender la aparente correlación entre el afecto materno y el desarrollo cerebral. Pero, en cualquier caso, no cabe duda de que este experimento ha iniciado una nueva línea de investigación muy interesante para estudiar esta cuestión.
